¿Qué es una contractura muscular?
Una contractura muscular, es la contracción continuada e involuntaria de un músculo y sus fibras, que provocan dolor y una alteración de su funcionamiento habitual.
Esto impide que la sangre llegue a las células musculares y se acumulen toxinas; lo que hacen que las terminaciones nerviosas del músculo envíen señales al cerebro, provocando dolor.
La contractura muscular es una lesión muy común no solo entre los deportistas, sino también entre personas sedentarias, mayores, con estrés o que adopten malas posturas.
La contractura muscular, se manifiesta como un abultamiento de la zona, que implica dolor y alteración del funcionamiento normal del músculo. Suele aparecer cuando dicho músculo realiza una actividad inapropiada en intensidad o en función.
La contracción muscular se produce porque un músculo aumenta su tensión, por consiguiente, hay un acortamiento de sus fibras, o simplemente por el aumento de tono muscular, que ha pasado de un estado de reposo a uno de trabajo. Cuando es persistente, dolorosa e involuntaria, se le aplica el término de contractura.
¿Cuándo aparece una contractura?
En el momento en el que estamos realizando el ejercicio o movimiento: se producen porque hay una acumulación de los metabolitos, que provocan dolor e inflamación, al no haber una suficiente irrigación sanguínea que depure la zona.
Después de realizar el ejercicio o movimiento: se deben a la fatiga excesiva de las fibras, que al acabar el ejercicio ven disminuida su capacidad de relajación.
Es un mecanismo de defensa en el que el músculo se contrae para limitar los movimientos evitando de esta manera el empeoramiento de un problema subyacente.
La contracción provoca dolor que a su vez provoca contracción, y el músculo va perdiendo capacidad de relajación. Este círculo vicioso es el que tendremos que romper para propiciar la vuelta a la normalidad del músculo.
Tipos
- Durante un esfuerzo: Al realizar cualquier ejercicio físico el organismo metaboliza sustancias activas para producir el movimiento. Este proceso origina que esas sustancias activas se transformen en sustancias de desecho o inactivas (metabolitos). Cuando el esfuerzo es elevado; ya sea por la dureza del ejercicio o por la falta de entrenamiento, el organismo es incapaz de eliminar estos metabolitos a través del torrente sanguíneo, y se acumulan y generan dolor e inflamación.
- Posterior al esfuerzo: En este caso, la lesión aparece por la incapacidad del músculo de volver a su estado de reposo. En ocasiones, después de un ejercicio intenso en el que el músculo ha sido sometido a una gran carga de trabajo, este se ve incapaz de retomar su estado natural de relajación por la fatiga acumulada.
- Residuales: Tras una lesión grave (una rotura de fibras, una fractura, un esguince, un fuerte traumatismo), la musculatura adyacente a la zona lesionada tiende a contraerse como mecanismo de protección. Esta contracción con fines protectores, hace que una vez subsanada la lesión principal, esa musculatura contigua quede contracturada.
Tipos según como se produce
- Mioestática: Se da con un movimiento inusual que produce dolor momentáneo, pero no llega a provocar una lesión. Se recupera su estado normal con una serie de estiramientos suaves.
- Adherencia: Se produce por la falta de movimiento. Puede servir como indicativo de necesidad de realizar ejercicio.
- Adherencia del tejido cicatricial: Debido a la falta de movimiento, se forma una cicatriz que limita el movimiento.
- Contractura irreversible: Se da cuando los tejidos blandos y conjuntivos de los músculos se sustituyen por el óseo o fibrótico, provocando la pérdida de movilidad.
- Pseudomioestática: La provoca el sistema nervioso central, y deja al músculo en contracción constante.
- Postural: Estas lesiones se producen de forma lenta y progresiva por malas posturas. No suelen dar mucho dolor, salvo cuando se asocian con otros músculos cercanos. Aquí estarían los típicos nudos en el cuello.
- Contracturas por hipotonía: También denominados espasmos musculares. Ocurren cuando el músculo está débil y le solicitamos una contracción más fuerte, se produce una contractura para evitar la rotura de fibras. Estas se suelen producir con la práctica deportiva.
- Contracturas por deshidratación: Pueden darse episodios de tortícolis por deshidratación del músculo y acumulo de sustancias tóxicas que generan gran rigidez cervical y dolor importante al movimiento, así como dolor de cabeza o mareos.
- Síndrome Ocluso postural: Es un cuadro clínico que se caracteriza por un conjunto de síntomas como contracturas musculares en cuello y espalda, así como dolores de cabeza a lo largo del día. Estos síntomas están directamente relacionados con alteraciones en la posición de los dientes, el tono de los músculos masticadores y el cambio de posición de la articulación temporomandibular. Un indicativo clave es el bruxismo (rechinamiento y/o apretamiento de los dientes, generalmente al dormir.)



¿Qué causa una contractura muscular?
- Sedentarismo: Las personas que no realizan actividades físicas de manera habitual son más propensas a sufrir una contractura cuando la llevan a cabo, ya que el músculo no está lo suficientemente preparado para llevar a cabo un esfuerzo no habitual.
- Postura estática: Estar durante mucho tiempo en una misma postura puede ocasionar contracturas. Por ejemplo, si se está durante mucho tiempo sentado en la oficina. Es muy común en personas que trabajan largo tiempo frente a una computadora. Estas personas pueden referir contractura cervical y lumbalgia.
- Edad avanzada: Esto se debe a que el proceso de envejecimiento afecta directamente a los músculos, y hace que pierdan elasticidad y por lo tanto son más propensas a sufrir una contractura al realizar un esfuerzo no habitual.
- Estrés: Puede provocar una contractura involuntaria debido a que se está en constante tensión. Vuelve a hacerse presente el bruxismo que al estar la persona con los dientes apretados por largos periodos produce contracturas de una serie de músculos.
- Deporte: Los deportes en los que son más habituales las contracturas son aquellos de impacto (atletismo, baloncesto), de acción balística (lanzamiento de martillo, de jabalina) y de tren inferior (ciclismo, patinaje, futbol).
- Deshidratación: Se considera que la falta de agua así como de otros componentes como el magnesio, el potasio, la glucosa o el sodio puede aumentar las posibilidades de sufrir una contractura o un calambre, ya que son elementos que las células musculares necesitan para su correcto funcionamiento.
- Lesión muscular mal curada: Contractura previa que no sanó por completo y se puso el músculo a trabajar de nuevo muy pronto.
- Traumatismo: Es una contractura muscular producto de un trauma o un golpe.
- Enfermedad infecciosa: por ejemplo peritonitis meningitis, tétano.
Zonas más afectadas
- Espalda: lumbares (lumbago o lumbalgia) y cervicales (cervicalgias o tortícolis)
- Piernas: rodillas, gemelos y glúteos.
- Brazos: bíceps, tríceps, antebrazos y dedos (por las nuevas tecnologías)
¿Cómo se puedo prevenir?
El primer paso en la prevención de una contractura muscular es la conciencia de buenas posturas; ya que el 90 % de las contracturas se deben a malos hábitos mantenidos en el tiempo.
Las personas que permanecen sentadas o paradas mucho tiempo; entre 8 a más horas, se les recomienda realizar estiramientos cada hora para prevenir las contracturas, sobre todo la de las zonas del cuerpo que más usan.
Pero si ya ha generado dolor, es porque todos los mecanismos de prevención del cuerpo han fallado y se activa el sistema de alerta
- Realizar cambios en la postura cada cierto tiempo.
- Realizar estiramientos cada dos horas durante dos o tres minutos.
- Beber suficiente agua y de forma regular durante todo el día.
- Seguir una dieta equilibrada.
- Evitar el estrés y dormir las horas necesarias de sueño.
Contractura muscular tratamiento
- Farmacología: ( Miorelajantes y antiinflamatorios). Si el dolor va a más, es crónico o va acompañado de una inflamación en la zona; se pueden recurrir a medidas farmacológicas pero siempre bajo prescripción médica.
- Calor local: suele ser muy útil al conseguir un efecto relajante y analgésico. Se aplica el calor seco moderado en tiempos breves (unos 15 minutos) a lo largo del día, acompañados de estiramientos lentos, suaves y controlados.
- Masajes: Los masajes deben ser realizados por un fisioterapeuta, sino la contractura irá a peor. El masaje provocará un aumento del flujo sanguíneo que mejora la recuperación de tejidos y limpieza de metabolitos; además de propiciar una relajación del músculo, reduciendo la tensión y por tanto el dolor.
- Hidroterapia: Son estiramientos o ejercicios acuáticos. Los estiramientos y la actividad ligera en el agua son aconsejables después la fase aguda de la contracción. En bañera individual o en mini piscinas calientes son ideales para relajarse.
- Reposo: Es importante para no saturar el músculo.
- Electroterapia localizada: Con corrientes TENS analgésicas en el grupo muscular, o microondas.
- Infrarrojos: Calor superficial.
- Punción seca: Útil para liberar tensiones actuando directamente sobre puntos gatillo.
- Vendaje neuromuscular (kinesiotaping): Se trata de cintas elásticas que se aplican en la zona afectada de tal manera que permiten el movimiento y, por lo tanto, una mejora muscular de manera biomecánica. Estas vendas sujetan los músculos; por lo que ofrecen una estabilidad tanto muscular como articular; y ayudan a mejorar la contracción del músculo debilitado.
- Alimentación: Se aconseja aumentar el consumo de aquellos alimentos con más potasio como los plátanos, las papas, la harina de soja, el salvado o los albaricoques.
El mejor tratamiento se basa en la prevención.
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Dra. María Gutiérrez Coto. Dra. Mónica Salas Quirós Fisioterapeutas